Salí de México Deefe con un sueño metido en el equipaje de mano; el de publicar mi primer libro al año siguiente. Jamás imaginé que un año pudiese tener tantos junios. Cuatro mil novecientos noventa y nueve días después estoy aquí, con mi primera criatura en mis manos. Es verdad, tardé un poco, pero creo que pudo más aquel consejo que una vez me dio mi maestro Jaime Sabines
-Vive, vive mucho y aprende de la gente
Y fue lo que hice y lo que sigo haciendo, empapándome, mezclándome, mestizándome y reinventándome al mismo tiempo que escribo.
Durante este año alargado he tenido periodos de silencios y eso me ha servido para hacer lo más difícil: levantar la vista del papel. Porque todos estos cuentos se han escrito en distinto lugares y en distintos tiempos pero siempre rodeado de gente, ya sea en el metro, en el bus, en el trabajo o en la barra de un bar. Todos estos cuentos se han hecho con la simple idea de seguir contando.
Aquí estoy, ofreciendo mi primera criatura que, a pesar del nombre, no tiene nicotina, no afecta a los pulmones ni al esperma. Sólo espero no tardar otros cuatro mil novecientos noventa y nueve días para presentar una nueva criatura.
Rogelio Jarquín