jueves, 23 de febrero de 2012

ORÁCULO




Ahora que prolifera el tele transporte numérico, en que los ceros de mi nomina se desintegran para surgir en mis deudas, es normal que recuerde con nostalgia mis años de bachiller y aquellas clases de matemáticas llenas de teoremas, de logaritmos e incógnitas que jamás entendí. Es natural que recuerde a la profesora Rosario, su delgadez, su gran visión que le daba su altura y la graduación de sus gafas. Normal que al descubrir un montón de facturas en el fondo del buzón piense en ella y en sus poderes adivinatorios, normal que la factura de luz tiemble en mis manos al recordar que predijo que yo nunca sería una eminencia en las ciencias exactas pero que me veía un posible futuro en las ciencias oscuras.

©RogelioJarquín 2012.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuanta razón tenía tu profe, eres más del lado oscuro,ja,ja

Anita

Anónimo dijo...

Efectivamente los poderes adivinatorios tuvieron razón, eminencia en ciencias exactas no serías, porque lo tuyo, son y serán las letras y eso también lo adivinó. Rosario