miércoles, 8 de agosto de 2007

COMPLEJO EDIPICO


El hombre se acercó a la anciana, con el filo del machete le acarició las piernas. Ella, atada, pedía clemencia con sus ojos hinchados de llanto. Él, tierno, le besó la frente, le habló al oído.
-Quedamos tú y yo, no hay más almas. ¡Pero por favor, no me mires así! debes comprender, Madre, algo tengo que comer.

© 2006 RogelioChávez.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Rogelio, como quedamos ya leí todos los cuentos de nuevo, y realmente me parece que ahora toman su verdadera magnitud -hablo desde la perspectiva de ¿6 o 8 años?-. Creo que son magníficos, las historias que cuentas aun me siguen impactando y creeme que después de no haber leido los cuentos desde hace tantos años, como que los he despojado de tu imagen, ya no son los cuentos de mi amigo, son los cuentos de un escritor que se llama Rogelio Jarquín y de quién deseo comprar sus libros y entrar en sus mundos. Los pequeños cambios que han tenido son los justos y creo que si es de esa manera es porque en verdad no requieren cambios profundos.
Ahora tus cuentos cortos quizás no sean tan apreciados por lo lectores de tu blog, por que en los tres primeros que son extensos, se nota el poderio de tu lenguaje, la profundidad de tus expresiones, la "humanidad" de tus personajes.
A mi me gustan tus cuentos cortos aun incluso el Complejo edípico, que considero un tanto sádico, con ello demuestras que eres capaz manejar la concisión, la brevedad, y algo que me encanta, esa cercanía sensual repleta de saudade, esa manera tan carnal de acercar las palabras hasta convertirlas en un cuerpo de mujer.
Seguramente como de costumbre mis comentarios no te aporten ninguna ayuda, pero lo que si te puedo asegurar es que no son los comentarios de tu amiga, si no los de una lectora, que aunque nada avezada en citar autores o hacer sesudos análisis, si es mucho más que apasionada de lo bien escrito y de lo inteligente.
Queriéndote como siempre.
Susana.

Anónimo dijo...

Buen texto, Rogelio, si señor.
Para mi habla de ese deseo de todo niño, no tanto de comerse a su madre (que también) como de quedarse con ella sólos los dos en el mundo.
Me gusta la caricia con el filo del cuchillo.
Y me chirría un poco que la madre pida clemencia, no sé, no me pega.
Enhorabuena,

Anónimo dijo...

Muy buena la foto del complejo de Edipo y de castracion.
Muy bueno tu blog. Saludos desde el Uruguay.

EL FERCHU