Ahora que tienes papel y lápiz dibújame un radio transistor, con frecuencia modulada. El dial donde prefieras, pero que la música empiece volátil (léase levedad, nunca ingravidez) y que haga una breve escala en Jean Sibelius y su Tempestad. Después puede seguir, que continué por horas, hasta que una voz, siempre fría, anuncie el final de la emisión, o mejor, que presagie para mañana lo que todos sabemos “También amanecerá en invierno” y pronostique lo que no sabemos: los astros y la luna se alinearán entre el jueves y el viernes en tu signo, es decir, en el mío. Dibújame un radio transistor con toda la piel de madera. A cambio yo te escribiré en el lomo de un cometa en blanco, una veintena de historias pequeñitas, unas que no te ocupen mucho espacio, para llevarlas contigo, que no pesen, volátiles (de nuevo la levedad) y translucidas como un collar de besos.
©2009 Rogelio Jarquín. Veinticinco balas perdidas y un revolver de fogueo.
©2009 Rogelio Jarquín. Veinticinco balas perdidas y un revolver de fogueo.
6 comentarios:
soy la chica de la tienda donde paraste un dia con el autobus, espero leer algun dia ese cuento.....bye
ES DIRECTO, EXACTO Y Y LLENO DE FRASES RICAS EN IMAGENES. FELICIDADES
MIENTRAS TE LEO EL MUNDO PARECE MUCHO MAS HUMANO
amo esas balas perdidas
felicidades. siempre es una placer pasar por tu blog
me gusta lo que narras y como lo narras, pero sobretodo me gusta lo que dices entre lineas. y esa poesía. solo el Amor vuelve poeta a los narradores
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