miércoles, 15 de mayo de 2013

CINCO HORAS EN MARIO


                                                                           A la memoria de Miguel  Delibes
                                                                Y Para Fany Rojas, niña del siglo pasado

… y todavía alcanzaba a verte sonreír como si tuvieras el alivio de la muerte verdadera. Pero no me importaba, con una década de existencia nada me importaba mucho; a los diez años de edad no me planteaba si se podía estar harto de la vida. Yo simplemente vivía por vivir, andaba por los mercados cargando cajas y sacos de fruta para ganarme unas cuantas monedas que me gastaba contigo. Te llevaba de la mano y parecía que éramos uno solo, un mismo ser andando por un paisaje seco y soleado mientras en el barrio se rompían las alcantarillas por culpa de la lluvia. Los viejos te miraban con recelo y se decían entre sí que eras el demonio, que no era natural que estuvieras siempre rodeado de un rebaño de chiquillos.  Pero ahora que yo soy uno de los viejos aprendí a mirar las cosas con recelo y me olvidé de nuestros viajes, nuestros caminos, nuestra cacería de estrellas. Del otro lado de la barda, en el lado del siglo que se ha muerto se quedaron nuestros juegos, nuestros castillos, nuestros doblones de oro, se me quedó la infancia en el bordillo del pasado milenio. Pero recuerdo como un ayer muy cercano que mi madre me castigaba por perder la vuelta de la compra y malgastar el tiempo contigo. Recuerdo que me esperabas en la tienda de la esquina, que  los adultos se peleaban con el cigarrillo y el mechero mientras tú me enseñabas a jugar con fuego.  Contigo un mundo eran mil mundos y la botánica y la zoología eran menos aburridas.  El infierno no parecía tan terrible y el cielo estaba a un palmo del suelo. La maestra nos hablaba de Alejandro Magno y Bonaparte mientras yo contaba como propias tus hazañas menos bélicas. Contigo me iba a la playa, a Egipto o a la fría Patagonia mientras mi padre se preguntaba por qué tardaba tanto en volver de comprar el pan. No entendía del todo tus motivos, pero me gustaban tus continuos cambios, tu andar deprisa. Conmigo crecías y por mi culpa menguabas, retrocedías y avanzabas pensando sólo en el final del camino. Siempre con una sonrisa confiabas en que yo haría lo mejor para los dos. No soportabas el contacto físico pero te rompías la cabeza contra un muro si yo te lo pedía. Por encontrar a tu chica rubia hasta tres veces te medio morías y a mí eso no me importaba porque yo sólo tenía diez años y sólo era una partida, porque ya buscaba en mis bolsillos otra moneda mientras aparecía el gamer over en la pantalla y todavía alcanzaba a verte sonreír como si tuvieras el alivio de la muerte verdadera…

                              https://www.youtube.com/watch?v=v7Jtpl86Bt4

©2013 CERILLAS SUELTAS Rogelio Jarquín.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Te vas superando, ME HA ENCANTADO a pesar de que cuesta un poco pillar la evidencia de las pistas...

Anita

Anónimo dijo...

Amor, muchas gracias. me ha encantado, lo termine de leer con una gran sonrisa en la cara. me gusta la idea de los dos lectores. en los giros, la comicidad y las pistas se demuestra tu maestria. sinceramente, muchas gracias.

Tata

Flor dijo...

Eres fantástico