lunes, 22 de octubre de 2012

Ahorrémonos...




Ahorrémonos las risas huecas, las frases hechas, las confesiones obligadas.  
Dejemos pasar las fotografías familiares, el anecdotario, las evocaciones infantiles (no quiero que llores por mi pasado más que yo mismo) y hagámonos  de nuevo para desahogarnos y deshacernos. Dejemos bajo la cama lo que nos estorba, la ropa, el nombre y el corazón (esa víscera que  siente demasiado) y démonos sólo las pulsaciones de nuestros sexos encontrados. Aparquemos la poesía, los lugares comunes, las manoseadas metáforas, no quiero a Benedetti ni a Neruda en las sábanas.  No quiero tu voz, quiero tu aliento y tu peso contra mi cuerpo. No espero que levites, no me interesa si sabes volar como dicen los versos. Ahorrémonos las mentiras crueles y las verdades piadosas. No esperemos mil y una noches de cuentos para tenernos. Démonos la paz después de la guerra. Prometámonos únicamente la eternidad del orgasmo. Corrámonos que ya habrá tiempo para andarnos.
    

© RogelioJarquín 2012. Madrid a retales.

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